60 unidades
yemas 11
azúcar impalpable 350 g
esencia de vainilla 1 cucharadita de té
almidón de maíz 500 g
bicarbonato de amonio 1 cucharadita de té colmada
OTROS
almidón de maíz 1 cucharada sopera para espolvorear la mesa

Volcar las yemas en un bol.
Colocar el tamiz sobre el bol.
Volcar el azúcar impalpable.

Tamizar el azúcar impalpable sobre las yemas.
Perfumar con esencia de vainilla.
Comenzar a batir.

Continuar hasta obtener el punto letra.
Poner el almidón de maíz en el tamiz dispuesto sobre la mesa.
Agregar el bicarbonato de amonio.

Tamizar los ingredientes sobre la mesa.
Formar una corona.
Volcar el batido en el centro de la corona.

Incorporar los ingredientes de la corona a los del centro.
Trabajar hasta unificar bien los ingredientes.

Formar un cilindro.
Cubrir el cilindro con un repasador humedecido para evitar que la masa se seque.
Tomar una porción de masa y formar un bollito.

Espolvorear la mesa con almidón de maíz.
Amasar el bollito hasta obtener un cilindro de 1 cm de diámetro.
Hacer más cilindros con el resto de la masa.
Para cortar las piezas del mismo modo, preparar una plantilla en cartón o papel de 12 cm de largo x 2 cm de ancho cortada
al bies.
Acercar la plantilla al cilindro y cortar piezas.

a) Pieza cortada al bies
b) Acercar las puntas.
c) Unir las puntas para obtener unas rosquitas.
Colocar las rosquitas sobre una placa cubierta con papel blanco o papel manteca, dejando una separación de 1 cm (aproximadamnete)
entre cada una.
Dejar que reposen en un lugar seco por 24 horas, sin necesidad de cubrirlos.

Después del reposo, dar vuelta las rosquitas.
Llevar a horno suave (de 100ºC a 120ºC) hasta que estén secas (20 minutos aproximadamente).
Retirar y dejar enfriar.
Después de cortar cada rollito en trozos, es importante darles forma de rosquita de inmediato debido a que la masa se seca
rápidamente.
Si la masa llegara a secarse, reamasarla hasta darle punto.
|